En cuanto a su distribución espacial, el naranjo está formado por una raíz, un tallo principal y hojas. La raíz es la parte subterránea del árbol, y es la encargada de suministrar el alimento a la planta, y además le da arraigo al suelo, y lo mantiene de pie. El tallo es la parte intermedia del árbol, le da robustez y le permite transportar los nutrientes y agua del suelo a la parte superior y hojas. Las hojas son unos órganos de color verde que permiten al árbol absorber la energía del sol. Además las hojas son las que, gracias a su porosidad, dejan respirar al árbol por la noche, siendo su presencia vital. Por eso como normal general, se recomienda no dormir con plantas, por el hecho que respiran por la noche, y desprenden dióxido de carbono.
El naranjo aprovecha los recursos que le brinda la naturaleza para sobrevivir en un mundo de máxima competencia. Conforme va creciendo procura expandir la superficie de contacto de sus raíces en el suelo y formar cada vez más hojas que le permitan una absorción mayor de la energía solar y por tanto, mayor capacidad de obtención de energía. El desarrollo del naranjo depende mucho del entorno. Existen muchos tipos de factores que afectan a su desarrollo. La composición del suelo, por ejemplo, es algo fundamental ya que la diferencia entre un suelo fértil y poco fértil afectará de manera total en el desarrollo de un naranjo. Hay muchísimos otros factores, como son las condiciones climatológicas, la humedad ambiente o del suelo, el viento, pendiente del terreno, variedad del naranjo, patrón del naranjo, fauna de la zona etc…
En cuanto a la manera de trabajar de un naranjo hay que decir que dependiendo de la época del año este se comportará de una manera u otra. Un naranjo después del esfuerzo que conlleva la producción de sus frutos, se toma unas "vacaciones". Estas "vacaciones" las realiza en invierno, es decir, cuando las condiciones climatológicas obligan a su parada vegetativa por el frío. En esta época del año, como ya he dicho, se toma unas vacaciones y el árbol descansa del esfuerzo acumulado durante todo el año. Cuando empieza la primavera, el árbol empieza a despertar de su letargo, y es cuándo comienza a desarrollarse produciendo mas enraizamiento, hojas, floración, y en definitiva, empezar a gastar energía. En este momento, el árbol, debido a ese trabajo, va a requerir mucha más energía que cuando estaba parado, por lo que empezará a absorber mucha más agua, nutrientes y energía solar. Entonces, si nuestro naranjo es de secano, es muy importante tenerlo en cuenta, y aplicar fertilizantes y agua.
En primavera es fundamental atender bien al naranjo, ya que comienza la floración, que es el comienzo de nuestro frutito. Después de la primavera viene el verano, en esta época del año la presencia de agua en el suelo es muy precaria y requiere de aporte alto de agua con el fin que la fruta vaya cogiendo tamaño y el árbol pueda trabajar a pleno rendimiento. En el próximo capítulo, y si las circunstancias lo permiten, hablaré sobre las distintas variedades, tanto de naranjas, como de mandarinas.